domingo, 9 de noviembre de 2008

LEER. : LA VIGENCIA DEL PERONISMO


Uno de las causas que explican aún la vigencia de Perón con diferencia a otros gobernantes que se han mantenido largo tiempo en el poder pero que hoy han perdido toda vigencia (Franco, Stroessner, Marcos, Pérez Jiménez, etc.) es que creó una institución: el sindicalismo argentino, que lleva sus ideales políticos como fundamento de su actividad.
Dentro de las formas contemporáneas de Estado, el peronismo se destaca por privilegiar al Estado como motor de la economía, pues la Argentina como país emergente o en vías de desarrollo o subdesarrollado carece de la acumulación del capital propio, de capital nacional suficiente.
Pero al mismo tiempo sostiene que las formas institucionales estatales de representación política tampoco son suficientes para la acabada representación popular.
Políticamente el Estado es sólo un instrumento al servicio del pueblo y no un dios profano al estilo de fascismo o del marxismo.
El 17 de octubre, la movilización popular, la democracia participativa, la vinculación directa del pueblo con su líder a través de la acclamatio, la lealtad a sus tres banderas: la justicia social (de ahí el nombre de justicialismo), la independencia económica y la soberanía política son sus mitos movilizadores que mantienen sus vigencia política real y efectiva pasados sesenta años de su fundación.
Hecho que marca otra diferencia sustantiva con cualquiera de los tantos gobiernos hegemónicos que hubo en el siglo XX (Oliveira, Pinochet, Gómez, etc.), y que sólo han durado lo que duró su caudillo en el poder.
Es que Perón fue un conductor y no un caudillo, esto es, vio un poco más lejos al estilo de un estratega.En cuanto al populismo, el peronismo contrariamente a lo que se piensa y se divulga no fue un populismo porque no concibió “al pueblo suelto” como masa informe y maleable.
Concibió al pueblo como algo orgánico y organizado, quien se expresa a través de sus distintos estamentos por él mismo creados de acuerdo a sus diversas necesidades e intereses. Pueblo que se manifiesta no solo en el voto sino en las movilizaciones como pueblo libre a través de la vieja acclamatio o en la gimnasia callejera de la huelga o el piquete.
Y esto entonces ya no es populismo sino un hecho popular o popularismo.
El grave problema del peronismo son sus dirigentes cuya falta ha sido que en más de medio siglo de existencia no lograron crear un mecanismo de elección de sus autoridades más genuinas.
Al negar el sacrificio por el otro, han hecho del pueblo peronista un instrumento de sus ambiciones personales. A esto se suma la monserga peroniana de todos aquellos, cientos de miles, que en libros y discursos repiten las frases hechas y los dichos de Perón y Evita, haciendo del peronismo un anecdotario político tenido por poco serio tanto por sus adversarios como por los estudiosos de la ciencia política.
El extrañamiento del peronismo de sus esencias más profundas ha partido de la propia incuria e indolencia de los propios peronistas, de las autoridades partidarias que formaron una “oligarquía de conducción”, quienes no se han ocupado nunca de estudiarlo seriamente y en forma detenida.

No hay comentarios: